Gravitando a tu alrededor, atraído por tu dulce frivolidad; como un zorro que pretende abordar la cerca de tu naturaleza; aragán despertando de un sueño en lo más profundo de un agujero negro; ciego en el asedio de tu intimidad; extasiado aunque tan solo fuera por la filantropía de tu boca; pertinaz ante la falsa consistencia de tus murallas. Vanagloriada por las lisonjas; cálida por la acción radiante de un inesperado sol de media noche; en apariencia imbatible como un baluarte galo, y al mismo tiempo, anhelante de que el acoso no concluya jamás; imaginé que tal vez, perturbada en tu equilibrio íntimo, y finalmente, dispuesta a manejar este advenimiento furtivo. Posada, dulce posada; morada, dulce morada; equilibrio caótico con principio y final; sorprendido, embriagado y finalmente cautivo; temeroso como un niño a la conclusión del periodo estival; un halcón presa de una paloma; abrumado por esta realidad virtual; agraviado en las profundidades de tu sensual frialdad; dolido